LA SERPIENTE Y LA LUCIÉRNAGA!!

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Cuentan que una serpiente empezó a perseguir desesperadamente a una luciérnaga.

Ésta huía rápido y con miedo de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba cejar en su intento.
Se evadió un día pero el reptil no desistía, dos noches y nada; en el tercer día, y ya sin fuerzas, la luciérnaga se detuvo y dijo a la serpiente:

— ¿Puedo hacerte tres preguntas?
—No acostumbro a hacer concesiones a nadie, pero, como te voy a devorar, puedes preguntarme.
— ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
—No.
— ¿Yo te hice algún mal?
—No.
—Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo?
— ¡Porque no soporto verte brillar!

¿No es verdad que la envidia es uno de los sentimientos más frecuentes?
¿Has oído el refrán: “Se le tiran piedras sólo a los árboles que tienen frutos”?
¿De qué nos sirve la envidia? ¿Por qué la sentimos?

Una vez, escuche esta linda reflexión y pude entender cuantas veces los seres humanos nos comportamos de esta manera, queremos derribar o perjudicar a alguien por el simple hecho de que está “brillando”. 

La felicidad de los demás, también puede ser mi felicidad, pero el ser humano es tan egoísta y envidioso que  en vez de disfrutar y sentirse bien por el éxito de los demás, no quiere sino arrebatárselo o simplemente no dejarlo disfrutar porque no es él el que lo está viviendo. 

Así es el enemigo, cuando ve lo feliz y dichoso que estas al lado de Jesús, no soporta la idea de que lo estés y hace cualquier cosa por arrebatarte esa felicidad, el no soporta que brilles y por eso hace mil cosas para derribarte y hacerte caer y no permitir ese brillo en ti.

Quiero decirte que por más que el enemigo quiera hacerte opacar y robar el brillo que hay en ti, no lo podrá hacer, si pones tu vida en las manos de Dios, el con su grande amor te protegerá y hará que tu brillo permanezca para siempre y brilles cada vez con más fuerza.

Dios te Bendiga.

Carolina Pinto